diumenge, 10 de gener del 2010

ESTAT, NACIONALITATS I NACIONS, EL DEBAT CONTINUA



Quan dimarts que ve al migdia, 12 de gener, s'acompliran 304 anys (1706-2010) del dia més trist de la Història de Vila-real amb la mort de 253 vila-realencs a mans de les tropes borbòniques del Comte de Las Torres (deixeble de Felip V) que també van incendiar la ciutat emmurallada, continuarà el debat sobre l'Estatut català que no és altre que el debat secular sobre sentiments nacionals, economia, política i, en definitiva, Poder amb majúscula i negreta. Ja sabeu que després de Vila-real van anar caient totes les ciutats del Regne de València fins arribar a la masacre de Xàtiva (maig de 1707) i els Decrets de Nova Planta (juny de 1707) que acabaren amb els Furs (la primera Constitució Valenciana), les institucions (Generalitat i Corts Valencianes) i tota l'obra política i legislativa del nostre fundador, Jaume I, que parcialment hem recuperat amb l'adveniment de l'actual democràcia...

Aquesta freda i llarga vesprada de diumenge, després de recuperar-nos de les baixes temperatures meteorològiques i futbolístiques d'anit al Madrigal (on, per cert, només vam assistir una minoria dels milers de seguidors que té aquest Vila-real Club de Futbol capaç del millor -contra el Barça- i del pitjor -ahir sense anar més lluny empatant contra un fluix Almeria), hem tingut temps de llegir i consultar alguns diaris per Internet i d'altres en format paper.

D'entre els nombrosos articles d'opinió que són, de vegades, l'únic interessant que porten els diaris, hem tingut la gosadia de tallar-ne i pegar-ne dos d'El País (un de Josep Ramoneda i l'altre de Josep Torrent) que parlen, precisament, de nacionalismes. Des dels nacionalismes perifèrics de debò, fins el nacionalisme paleto tant de moda, darrerament, al País Valencià.

Supose que us agradaran a una minoria de valencians estranys que coincidim en allò més bàsic de l'autogovern (pensant en global i actuant en local), mentre us provocaran urticària a l'altra minoria ciutadana del món i d'Espanya que, malgrat tot, teniu el vici de llegir fins i tot allò que no us agrada. La gran majoria, mentrestant, seguiran pensant en guanyar diners, menjar, beure, fotre i no creure que és, realment, el més in d'avui en dia... Allà anem!



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NACIÓN DE NACIONES (Josep Ramoneda, El País)

Ciertamente, las palabras no son inocentes. No fue porque sí que los constituyentes introdujeron el término "nacionalidades" en el texto constitucional. Fue el eufemismo de consenso que se pactó para evitar el término nación. Ciertamente, el nombre de las cosas es muy importante. Precisamente la falta de un nombre para todo aquello que no era ni Cataluña, ni el País Vasco, ni Galicia, que no podía ser España, porque hubiera equivalido a reconocer que estas tres naciones no formaban parte de ella, obligó a trazar un mapa autonómico que el tiempo ha consolidado, pero que inicialmente era bastante artificial.

De uso poco común entre nosotros, en la Unión Soviética y sus áreas de influencia la expresión nacionalidades fue utilizada para designar minorías étnicas y culturales con el objetivo de desdibujar las numerosas naciones engullidas por el sistema soviético. Y ciertamente buena parte de los constituyentes pensaron que el Estado de las autonomías tendría un efecto disolvente sobre las pretensiones de Cataluña y el País Vasco. La transición transitaba todavía por caminos llenos de trampas y era difícil evaluar la realidad de las relaciones de fuerzas. Desde Cataluña y desde el País Vasco se reclamaba un reconocimiento a la tradición nacional de ambos países. Hubo consenso en que la palabra nación era inviable, porque era una ruptura excesiva con el pasado inmediato que podía generar consecuencias imprevisibles. Y se optó por las nacionalidades.

Treinta años más tarde, el Estatuto catalán recupera el término nación. Para definir Cataluña y para identificar su bandera, su fiesta y su himno. Y el Constitucional vuelve al debate del 78. Ciertamente se puede hacer una interpretación literal de la Constitución: habla de nacionalidad y, si así lo hace, es por algo. Por tanto, la palabra nación referida a Cataluña no cabe. Pero, tres décadas más tarde, con la democracia perfectamente asentada, después de constatar que el Estado autonómico no ha producido la disolución de voluntades nacionales que algunos esperaban, sino más bien todo lo contrario, ¿hay que seguir manteniendo las ficciones del momento constitucional? ¿No sería ya hora de abandonar los eufemismos? ¿No es capaz el Constitucional de dar un paso hacia la claridad en las relaciones entre los distintos territorios de España, reconociendo que efectivamente se escribió nacionalidades para evitar la palabra naciones, pero que ahora, ya somos mayorcitos democráticamente como para afrontar los problemas de otra manera?

A juzgar por lo que dicen los periódicos, los miembros del Constitucional quieren dejar constancia explícita de que nación sólo hay una que es España, única fuente de soberanía. El argumento es que una nación de naciones es una contradicción en los términos, un imposible constitucional. A veces, la inflexibilidad doctrinal puede conducir a efectos no deseados. Parto de la convicción de que una sociedad democrática como la española no se opondría a la independencia de Cataluña, por más que la Constitución niegue esta posibilidad, si los catalanes la pidieran por una amplia mayoría. Pero tengo la impresión que no es deseo mayoritario en España que esto ocurra. ¿Por qué entonces no buscar un pacto -como piden todavía amplios sectores de la sociedad catalana- que permita una relación satisfactoria por las dos partes, antes de que el proceso hacia la independencia sea irreversible? Es simplemente lo que pedía el famoso editorial conjunto de 12 periódicos catalanes que ahora el presidente Montilla toma como bandera en su defensa del Estatuto. Aceptar que España es un Estado plurinacional podría ser el punto de partida para un acuerdo de cierto alcance. Y demostrar la viabilidad de una nación de naciones, podría ser al mismo tiempo una experiencia interesante para contribuir a la consolidación de Europa como entidad supranacional. Al fin y al cabo, si Cataluña como nación adquiriera reconocimiento político dentro de una España plurinacional, bastaría que Europa se consolide en la buena dirección para que, un día, el pacto español fuera sustituido por pacto europeo. Y la independencia habría llegado sin trauma ni agravio alguno.

El problema no es jurídico, el problema es político: de poder y de sentimientos. El proceso aquí descrito es demasiado racional, demasiado poco atractivo, para los que no pueden prescindir del choque de nacionalismos, que es lo que les legitima. Y que, además, sirve para enmascarar el fondo de la cuestión: el reparto de poder. La nación de naciones es inviable si las dos partes no la quieren. Y en primerísimo lugar, el nacionalismo español (sea en versión PSOE o en versión PP) que dispone del gobierno del Estado, que es el más fuerte y el que tiene más poder que ceder.


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EL NACIONALISMO PALETO (Josep Torrent, El País)

La orden del Ministerio de Cultura que paraliza la decisión del Ayuntamiento de Valencia de partir en dos el barrio marinero de El Cabanyal por considerarla un expolio patrimonial ha provocado una reacción en las instituciones controladas por el PP que, por exageradas, son directamente ridículas. No tanto las modificaciones con las que se intenta legalizar el derribo de un centenar de inmuebles para hacer posible la prolongación de la Avenida Blasco Ibáñez y restañar el orgullo herido de la matriarca popular Rita Barberá, que merecen otra consideración, como la pirotecnia verbal que ha acompañado la rebelión frente al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Especialmente chuscas han sido las manifestaciones del vicepresidente segundo, Juan Cotino, comparando la orden de la ministra Ángeles González-Sinde con la dictadura de Franco o la abolición de los fueros por parte de Felipe V.

Si a Cotino se le hubiera conocido alguna veleidad antifranquista o una cierta pulsión nacionalista, más allá del hecho de expresarse habitualmente en valenciano, sus palabras hubieran chirriado un poco menos; pero como ni lo uno ni lo otro constan entre sus antecedentes políticos, es claro que sus dramatizadas manifestaciones no son otra cosa que una variante más del nacionalismo paleto que caracteriza al gobierno valenciano.

Desde que el PSOE recuperase el gobierno de España en 2004, la Generalitat ha cultivado con esmero un discurso de apariencia nacionalista, aliñado ocasionalmente con algún que otro gesto soberanista. Los hechos vienen demostrando que tanta cháchara no es sino una engañifa para incautos. Un relato de indudables réditos electorales, pero que defiende más intereses particulares que generales. El nacionalismo paleto se caracteriza por mostrarse reivindicativo y exigente con los adversarios políticos, pero sumiso y servil con los propios, singularmente si éstos tienen vara alta. A quienes lo predican tanto les da "ofrenar noves glòries a Espanya" como convertirse en Jaime I redivivo si así conviene a sus intereses. Su nacionalismo -valencianismo le llaman para que no les confundan con quienes ellos califican de separatistas- es de consumo interior. De usar y tirar. Un valencianismo de kleenex, vamos, Se vio hace años.

Bastó con que José María Aznar, debidamente aleccionado por Eduardo Zaplana, llamara al orden a Francisco Camps por hablar en demasía en valenciano para que el presidente de la Generalitat se olvidara ipso facto de la declaración de Ares del Maestre reivindicando el idioma. El nacionalismo españolista de Aznar hirió la lengua. En la actualidad, sin necesidad de que el autoritarismo venga de Madrid, se la margina en beneficio de cualquier ocurrencia que aparente modernidad, tanto da que sea la enseñanza del inglés como la del chino mandarín.

Otra característica del nacionalismo paleto es su renuncia a tener una política propia. Construye su identidad en relación a un supuesto "enemigo" exterior. Desde la Transición, Cataluña y los catalanes han sido el espejo en el que mirarse para, desde la negación de la realidad, afirmar la personalidad propia. Con la recuperación por los socialistas del poder en 2004, el gobierno de Zapatero se incorporó a los demonios familiares de estos valencianistas de quita y pon. Los mismos que, airados, proclaman "ya basta. No vamos a tolerar la intromisión del Gobierno, para eso tenemos un Estatuto. Somos un pueblo con leyes y el Gobierno no les da valor", no sienten el menor rubor en proclamar en un mitin de su partido que el primer objetivo de la Generalitat y de su presidente es trabajar para que el líder nacional del PP llegue a la Moncloa. Las instituciones al servicio del partido, esa es la filosofía del nacionalismo paleto.

El Estatuto como escudo y estandarte. Paletos y patéticos los dos principales partidos de la Comunidad Valenciana, PP y PSPV, corrieron cual desaforados por ser los primeros en ver aprobada su reforma por el Congreso de los Diputados. En sus prisas olvidaron cosas como la financiación o las transferencias sobre la gestión de costas. Pensaron, "qué inventen ellos" y se inventaron la "cláusula Camps". Toda una declaración del nacionalismo paleto. La renuncia por escrito y en la carta magna de los valencianos a tener una política propia. Ahora se sienten discriminados por el dinero que reciben catalanes y andaluces o porque no pueden gestionar la crisis de los chiringuitos, cuando lo cierto es que se automarginaron en la redacción del Estatuto. Populares y socialistas, quede claro.

El Cabanyal no será, por desgracia, la última muestra de nacionalismo paleto, pero sí la más reciente. La matriarca del PP, la alcaldesa de Valencia Rita Barberá, habla de "invasión" del Gobierno central y se olvida de la sentencia del Supremo que dice que es el Estado el que tiene competencias sobre el patrimonio. Y El Cabanyal es patrimonio de todos, no sólo de ella. Tan es de todos que, como explicó meridianamente el delegado del Gobierno, Ricardo Peralta, "si tuviera conciencia de que la legalidad le amparaba no la habrían cambiado".

Para el nacionalismo paleto las leyes también son de quita y pon.
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8 comentaris:

Josico ha dit...

Encara recorde la feina que et vas pegar amb motiu del 300 anniversari de tan trist esdeveniment: exposició a la Casa de Polo, llibre commemoratiu, i acte reivindicatiu al saló d'actes de la Caixa Rural ("A cant i a toc", en lloc d'a sang i a foc) amb partipació lliure i variada de diferents agrupacions locals.
De nou, felicitacions per tindre un cabet tan privilegiat i tanta sensibilitat pel teu poble!!

Anònim ha dit...

Notícia del dia, Toni: el teu amic Alejandro Amposta serà, a partir d'ara mateix, el teu jefe, és a dir, Cap dels Serveis Territorials d'Educació de Castelló.
Amb això, els vila-realencs igual oblideu per sempre els barracons: Conseller de Vila-real, Director Territorial de Vila-real i Vice-directora de Vila-real... a vores si se nota!
E.M.

TONI PITARCH ha dit...

Gràcies Josico, ja te convidaré a berenar si algun te dignes a tornar a xafar este poble..
I E.M., només dir-te que gràcies per l'exclussiva, però que conste que només hem coincidit com a companys de tertúlia radiofònica i en l'anterior corporació municipal. De tota manera, enhorabona al nou Director Territorial i sort, perquè feina no li'n faltarà.

Josico ha dit...

La notícia d'Amposta em dóna encara menys ganes de creuar l'Ebre. Senyor, senyor!!

Anònim ha dit...

Magistral Ramoneda, el nom de les coses ens porta de cap des del nefast 'consens' del 1978. No cal anar més lluny: per obra i gràcia de polítics i periodistes de pessebre, les persones ja no tenim sexe, sinó gènere (o chénere, a la TV paleta). JPB.

Sorní 7 ha dit...

Ep, Toni, "t'ho has currat"!
L'article de Josep Torrent ja l'havia llegit, i està molt bé que des de "EL PAÍS Comunidad Valenciana" es diguen les coses clares, d'aquell Estatut que sembla que PP i PSOE van fer d'amagat i a corre-cuita... Però està clar que la "Community" només és fum de canyes i "diners pa' la butxaca" de quatre poca-vergonyes. PP i PSOE valencians només són les terminals electorals de Génova i Ferraz i ací s'ha acabat ja tot el bròquil!

Un dia com hui hauríem de saber qui està fent el paper de Felip V en l'actualitat, perquè "haberlos haylos"...

Au, Toni, et veig en forma política!

Anònim ha dit...

DATES HISTÒRIQUES:

12-01-1706: Crema de Vila-real
12-01-2010: El pitjor Vila-real de la història en Primera és eliminat de la Copa del Rei

25-04-1707: Desfeta d'Almansa
25-04-2006: Riquelme falla el penal davant l'Arsenal a la Champions

Però si voleu que ho mirem per la part positiva, ara només podem aspirar a que ens eliminen, a la primera de canvi, de la UEFA League... perquè amb un planter amb molts jugadors de més de 35 anys i només un defensa central de garanties, serà l'única manera de poder aspirar a quedar dels 7 primers i, a més, no serà fàcil.

Què espavilat va ser Pellegrini quan va pegar a fugir!

Diego Caña

TONI PITARCH ha dit...

Contra el Barça, els jugadors del Vila-real estaven -sempre- ben plantats sobre el camp nou i van jugar molt bé només per una raó: van córrer el que no està escrit i van posar el peu quan calia (anaven primats pel mateix Roig o per Florentino?)... En canvi, contra Celta a Vigo, Almeria i Celta a casa han jugat de vergonya: lents, previsibles, nerviosos en defensas, desconcentrats al mig del camp, sense pegada a la davantera... Mal rotllo quan tenim que mirar els àrbitres que, per cert, mai els hem tingut de cara...

Laulauenlaseuatinta

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